Sin importar las diferencias de nuestras cualidades, solamente juntos nos hacemos más fuertes y podemos crear milagros.
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En un país lejano, vivían un rey y una reina. Ellos tenían una hija única, la princesa Maya. Todos los ciudadanos del reino amaban a Maya por su buen carácter.

De repente, ocurrió un mal. Maya se puso triste, sus risas se escucharon con menos frecuencia y, al final, ella no salió más de su habitación.

El médico real le prescribió diferentes hierbas contra la enfermedad pero eso no ayudó. Maya se acostaba en su cama, no hablaba con nadie.

El rey y la reina enviaron a buscar a los mejores médicos de todo el reino. Los médicos examinaron a la princesa y declararon que se físicamente la princesa estaba sana pero, ellos no sabían cómo devolverle su buen estado de ánimo.

Mientras tanto, la noticia sobre la enfermedad de la princesa circuló en todo el reino. Todos los ciudadanos estaban preocupados por ella…